La Lunaria fue muy popular como adorno de Navidad porque permanecía seca durante meses en los jarrones, protegiendo las casas de malos espíritus y de la miseria. Ahora la tendencia ha variado y se suele dejar en los jardines todo el invierno para que se propaguen y den un toque elegante.
Esta flor de nácar da la bienvenida al solsticio de invierno y a la llegada de noches más cortas. Lleva este nombre porque recuerda a la luna llena, aunque también se la conoce como hierba de plata o flor de satén por su aspecto elegante y lujoso. Muchos de sus admiradores no la reconocerían en su estado florido anterior a secarse y a la retirada de sus silicuas.
La transformación de la lunaria me recuerda a la transición del realismo al modernismo. Quizá por eso si esta planta perteneciese al reino animal pensaría que es un pavo real macho. Al igual que la flor germina con pétalos que con el tiempo se transforman en vainas nacaradas, el pavo real nace con un discreto plumaje y al crecer desarrolla sus vistosas plumas convirtiéndose en el ave símbolo del art decó.
